Qué sola cae la lluvia sobre la ciudad vacía
Qué sola cae la lluvia
sobre la ciudad vacía.
Gobierna sin oposición
las calles desiertas.
Se mantiene durante horas
en las lunas de cristal
de los escaparates
o en las capós metalizados
de los coches. Cuando cesa
(y deja en el cielo el hueco
preciso para que la luz del sol
ilumine de nuevo la arquitectura
recién llovida), ni el ruido de los pasos
sobre el agua sucia de los charcos,
ni el mecanismo inerte de los paraguas
al cerrarse se escuchan. Sólo hay silencio.
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