Restos de clonazepam
Me despierto frente a una ventana
donde un carguero boga lentamente
mientras atraviesa el Estrecho de Gibraltar
rumbo al Océano Atlántico.
En el horizonte se encienden las luces de Tánger.
En mis venas, disueltos en la sangre, circulan aún
restos de clonazepam que me mantienen
indolente y tranquilo.
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