Pertenecemos a los lugares y al tiempo
Mi padre me enseñó
a atarme los zapatos
con lazada de doble nudo
para que no se desataran.
Y me enseñó a atarme las botas de fútbol.
Cuando yo jugaba al fútbol y soñaba
con ser profesional sólo había dos maneras
de hacerlo: pasar los cordones por debajo
de la bota, como Butragueño; o alrededor del tobillo,
como Hugo Sánchez. Yo elegí la primera.
Hugo Sánchez era un jugador fantástico,
pero nunca me han gustado los tipos
que se creen más de lo que son.
Pertenecemos a los lugares y al tiempo. No al revés.
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