Escribir en las afueras
Escribir en las afueras.
Que las yemas de mis dedos
encuentren tu piel y sentir
que formamos parte de algo.
Y que la suma de las partes
sea mayor que el todo.
Que alguien descubra,
en el ajetreo antiguo de una sala
de espera de un aeropuerto cualquiera,
una manera de mirar el mundo
o el sonido acompasado de la cadencia
de unos pasos en la memoria.
Que llueva.
Que llueva durante días para que no te marches
y permanezca para siempre y para nosotros
esta ciudad cuando es invierno y a media tarde
sientes frío y buscas un café o mis brazos
y hacemos que las gotas se detengan en el aire
y cese el ruido y noviembre se convierta
en el refugio al que regresar cuando la vida
y algunos gestos, el silencio para mirarnos
frente al espejo y sentirnos impostores,
pesen demasiado.
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