Me bastas

Me basta con saber que existes 
y que en algún camino de esta tierra 
el viento borra tus huellas. 
De esta tierra grande, 
plagada de aeropuertos y catedrales, 
de acantilados y campos yermos. 
Me basta con saber que existes 
y que pronuncias en voz baja 
mi nombre o el de cualquiera. 
Que te desnudas a oscuras, 
de pie al lado de la cama 
o frente al espejo. Que te haces vieja,
que me hago viejo y en nuestras
arrugas, más profundas cada noche,
se desprende la vida y se agota el tiempo.
Me basta con saber que suena un piano 
en el frío salón de una casa vacía, que
a lo lejos se escucha el tráfico de la M-30, 
que gaviotas emprenden desafiantes
el vuelo desde el arenal de una playa,
que, todavía hoy, un niño tiene 
las rodillas pintadas de mercromina.
Me basta con saber que existes y un hombre 
observa tus labios cuando ríes y se siente dichoso. 
Me basta con saber que existe 
el ruido que hace la ropa al rozar la piel 
de tus brazos, erizada por el deseo o por el frío. 
Y me basta con saber que conoces
la manera de hacer que llegue el verano. 
Y así serás. Y así me bastas. 


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