Tus propias manos mienten

Tus propias manos mienten. 
Cuando permanecen quietas, apoyadas 
las palmas sobre la mesa. 
Cuando acarician su espalda. 
Cuando renuncian al viento y se esconden 
en los bolsillos del pantalón. 
Cuando amasan el pan. 
Cuando forman un cuenco para recoger agua. 
Cuando construyen un mundo. 
Cuando se alzan para llamar la atención. 
Cuando sostienen a un niño que comienza a andar. 
Cuando se crispan y clavan las uñas en la palma. 
Cuando dicen basta, cuando dicen ven. 
Tus propias manos mienten cuando me buscan 
a tientas en la noche. Cuando, como ahora, 
en su lugar está el vacío que ocupan, repleto de nada.

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