El amanecer al otro lado
El amanecer al otro lado
rompió el cielo y se llenaron
de luz los rincones más oscuros
de la casa que es
en realidad mi pecho.
Cuando despertamos, estabas desnuda
y dejaste que bebiera en todas
las umbrías de tu cuerpo
hasta convertirte en agua.
Me levanté después y tenía cuatro llamadas
perdidas del teléfono de mi padre.
Le devolví la llamada porque pensé
que ya estaba llegando al mundo mi sobrina.
Pero era una falsa alarma.
Aún faltan por pintar las paredes,
colocar las puertas en sus goznes
y conectar las bombillas a la electricidad.
Después se encienden y pienso
que se trata de un truco de magia.
Mi padre siempre tan previsor, tan triste, tan dramático.
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