Invento palabras para que existas
Invento palabras para nombrarte,
para que existas. Para que seas
noviembre y cubras
de escarcha los tejados.
Te llamaré ciudad y madrugada
y salitre y nordeste. Te esperaré
cada tarde, sentado en el salón de casa,
y regresarás cansada pero sonriente
y me besarás en los labios,
un tanto indolente, un poco vencida.
Entonces yo pronunciaré tu nombre,
mientras te desvistes en la habitación,
y me responderás sorprendida.
Porque no conozco esa palabra, dirás,
no la conocía.
Pero siento que me sostiene.
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