Maresía
Qué maravilloso espectáculo
es el mar que nunca cesa.
Un día Jero me preguntó
si el mar es un ser vivo y,
sin dudarlo un instante,
le contesté que sí.
No puede ser de otro modo.
Bajo el influjo de los vientos,
de la luna, de las estaciones
y de la gravedad. Pero está vivo.
Porque sólo estando vivo puede
cambiar del modo en que lo hace.
Ahora que puedo verlo siempre que quiera,
porque mi casa da al mar y de él se nutre,
siento cómo el mar se mete dentro de mí,
formo parte de él. Me tiende la palma
de sus manos abiertas, colmadas de viento
y de salitre, del bramido y la ardentía,
de sus fondos abisales,
de su defensa de herrumbre y coral.
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