Mear sentado

Estás dentro de mí, 

donde la luz no te alcanza. 

Tú no lo sabes, pero podrías, 

si quisieras, 

tocar esta mesa con mis manos, 

mirar esta ventana con mis ojos. 

Porque tú eres alta, yo soy alto. 

Y en mi boca llevo tu sabor

y en tus huellas

mis zapatos. 

Ayer tomé un tren hasta los campos 

que noviembre ya cubrió de nieve. 

¿Recuerdas el frío? Calmaba la sed. 

No tengo miedo de la noche porque 

el cansancio de tus hombros 

está conmigo cuando me siento 

a leer bajo la lámpara. 

He aprendido a quitarme el sujetador, 

a desmaquillarme frente al espejo del baño, 

a mear sentado. 

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