Donde se hubo posado tu mano
Donde se hubo posado tu mano,
sobre mi brazo con la luz apagada
justo antes de dormir,
creció un pájaro.
Un pájaro que vuela y regresa,
que tiene las plumas erizadas,
ahora por frío, ahora por miedo.
Un pájaro que se marcha
cuando lo haces tú y deja en mi piel
una herida que sólo tú puedes sanar.
Y lo haces cuando regresas
y apagas la luz de la habitación
y posas la palma de tu mano en mi brazo
y, justo antes de dormir, me dices
he vuelto. No sé por cuánto tiempo,
tal vez vuelva a marcharme mañana.
Pero ahora te deseo buenas noches
y quiero que duermas tranquilo
porque, cuando despiertes,
aún estaré aquí.
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