La palabra que te nombra
Aprendí cómo se escribe tu nombre
y practico sin descanso
en las paredes de la ciudad.
Después estiro las líneas de las letras
y dibujo el perfil de tu cuerpo.
Salgo a las calles de madrugada,
cuando nadie me ve.
Al amanecer, la ciudad grita
en cada esquina la palabra
que te nombra.
De vuelta a casa,
frente al café del desayuno,
disfruto en silencio de haber sido
el autor material de este disparate.
Desde la ventana observo a la gente
aturdida en la calle. Miran
a un lado y a otro sin saber
bien qué sucede, quién eres,
por qué te llaman, por qué te buscan.
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