Yo quiero ser el estruendo y la rabia
Reivindico la alegría y la convoco.
Para vivir los días que me quedan
sin miedo, sin culpa y con arrojo.
Reivindico que soy un ser humano bueno.
Que, aunque no sé si lo merezco,
porque merecer es un verbo vacío de contenido,
la mayoría de las veces soy un tipo afortunado
por lo que tengo y por quienes me responden
cuando grito su nombre o la palabra
que uso para llamarles.
Que nadie lo haga por mí.
Que nadie me espere.
Tampoco necesito vivir esta vida
sin dejarme nada. Parte es renuncia,
parte es desconsuelo.
Pero yo quiero ser el estruendo
y la rabia,
la flor, la luz,
la sangre
y el fin.
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