Una ráfaga y una intuición

De todas las maneras posibles, 

la única cierta es 

en la que no estás. 

Apareces en ocasiones, 

como un ráfaga, 

para deslizarte después 

a un fondo oscuro 

en el que tu magia, 

la que custodias como un dragón 

a su tesoro y tan pocas veces 

pones en práctica, 

te protege pero no te salva. 


Puedes así permanecer 

en ese duermevela 

que te convierte 

en una mujer tan bella. 

Pero nada más ofreces, 

nada más permites que se vea 

de ti y de tu cuerpo, 

si no es una intuición, 

desaparecer detrás de la esquina 

mientras miro hacia otro lado.


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